Juan Ángel Parejo vuelve a ofrecernos otra de sus creaciones para los más peques. A la mayoría de los niños les encanta jugar al balón, y esta vez nuestro amigo Juan Ángel se ha metido en la piel de uno de ellos para escribir este bonito relato-carta.
EL BALÓN
Queridos papá y mamá:
¡Estoy tan contento! Hoy he
disputado mi primer partido del campeonato. Ha sido un encuentro
emocionantísimo... aunque el número 6 me pega fatal, es una verdadera
calamidad, a lo mejor es porque lleva las botas puestas del revés. Me gustaría
que su entrenador no volviese a dejarle jugar más. En cambio, el delantero
centro es fenomenal. Con él he aprendido a regatear, a colarme entre las
piernas de los defensores, a rematar de chilena, a hacer piruetas...
No puedo describirte la sensación de
libertad tan grandiosa que se siente cuando los porteros, al sacar de su área
pequeña, te elevan por los aires y tú asciendes y asciendes por encima del
estadio. ¡Qué divertido! ¡Y qué vértigo tan maravilloso al verte de pronto, obligado a descender desde lo más alto!
No te digo nada cuando el árbitro
pita y señala penalti. En ese instante descubres la soledad del portero y los
miedos del delantero, y aunque yo la portería la veo igual de grande, al
primero se le hace enorme y al segundo pequeñísima, mientras en las gradas
miles de corazones palpitan aceleradamente.
Pero sin duda, lo más extraordinario
es el momento en el que consigo engañar al cancerbero (que así llaman también
al portero) y me cuelo en su portería. Entonces, los jugadores me abrazan, me
achuchan, me besan... y algunos hasta me lanzan a las gradas, para que los
aficionados también me abracen, me achuchen o me besen y así compartir con
ellos su alegría.
Lo que menos me gusta es caer en
manos de los porteros. ¿Por qué tienen siempre la manía de escupirse los
guantes? ¡UAAAGGG! ¡Es repugnante!
Papá por favor, dile a mamá que no
se preocupe ni sufra por mí, porque las patadas no me duelen. ¡Todos me pegan
con tanto cariño! Incluso cuando hoy el número 10 chutó desde el borde del área
y yo iba a 170 km por hora (!UAU!) no
sentí nada en absoluto, os lo prometo.
Presiento que ya estoy cerca de
cumplir mi sueño: Jugar la final de un mundial y meter muchos goles.
¡En fin! Ahora me voy a descansar...
y a curarme dos chichones sin importancia, porque me han estrellado un par de
veces contra los postes.
Vuestro
hijo que os quiere muchísimo,
Esferito
Balón Peloto.
Muchas gracias, Juan Ángel, por tu participación en el blog
Me ha encantado el relato. Gracias por compartirlo. Un saludo.
ResponderEliminaruna carta muy simpática que me ha encantado
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